viernes, 13 de mayo de 2011

Desarrollo Físico y Psicomotriz (1er parte)

Introducción


Desde el nacimiento hasta la muerte, todo ser viviente pasa por numerosos y profundos cambios en su composición, estructura, forma y funcionamiento. En un principio son de orden evolutivo, a los que se unen en etapas posteriores los cambios involutivos propios de la vejez. En el ser humano estas transformaciones y cambios tienen una importancia crucial, debido al nivel de desarrollo que alcanza su sistema nervioso.
Las transformaciones que se producen durante el crecimiento y desarrollo tienen una magnitud mayor en los primeros años de la vida. Así, en lo que respecta a un recién nacido, este nace con un desarrollo físico promedio, generalmente de 3,5 kg de peso y unos 50 cm de talla. Al cabo de un año, este recién nacido se ha convertido en un lactante que pesa alrededor de 10 kg y mide unos 75 cm: ha triplicado en solamente un año su peso y ha duplicado su talla, en ese breve espacio de tiempo.
Si estos datos son ya de por sí impresionantes, mucho más lo son los que se producen en relación con la maduración alcanzada por el sistema nervioso del neonato en el mismo margen temporal.
Poco a poco, y de manera paralela a los incrementos del desarrollo físico, la maduración del sistema nervioso alcanza niveles progresivamente superiores, que permiten transformar la actividad neurológica primitiva del neonato de pocas semanas y con pobre coordinación viso motora, en el lactante de un año, capaz ya de trasladarse por sí mismo, manipular diversos objetos que se encuentren a su alcance cercano, e incluso, sin ayuda, adquirir la posición de pie y la marcha con apoyo, entre sus principales logros.
La maduración del sistema nervioso del lactante puede valorarse a través de la complejidad creciente de las actividades relacionadas inicialmente con el desarrollo sensorial (visión, audición, entre otras), de la actividad neuromuscular, y luego por el inicio del habla y el resto de los procesos psíquicos.


Cuanto más se conozca acerca de este proceso de maduración y de las etapas por las que transita, mejor dirigida podrá estar la labor educativa para el logro de las nuevas habilidades, que se forman bajo estas condiciones del desarrollo físico-motor y por las propias condiciones de la estimulación ejercida.

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